miércoles, 16 de julio de 2008

Inmigraciòn forànea

Inmigración foránea. ¿Una decepción?

Hacia 1880 Argentina entró en un notable crecimiento económico. En los veinte años anteriores se habían echado las bases para establecer un Estado con una infraestructura moderna. La intención era aprovechar las oportunidades que brindaba la situación internacional y, en consecuencia, se tendieron ferrocarriles y telégrafos, se organizó una administración eficiente con el establecimiento de los poderes legislativos y judiciales y se crearon una burocracia y un ejército nacionales modernos para asegurar que estos funcionaran.
A partir de ese momento, hasta 1914, la Argentina logró un intenso crecimiento económico y social relacionados con la segunda Revolución Industrial. Nuestro país aprovechó este proceso basandose en su capacidad para ofrecer bienes agrícolas al mundo industrial, al que proporcionó dos alimentos clave: trigo y carne.
tierras fértiles que brindaban las pampas, pero carecía de dos factores fundamentales: el capital y la mano de obra. El primero fue aportado por Inglaterra (ferrocarriles, muelles, frigoríficos y servicios públicos) y el segundo por la gran inmigración proveniente especialmente del sur de Europa. El 46% de estos nuevos pobladores eran italianos, mientras que un 32% eran españoles. En total nuestro país estaba constituido por un 30% de la población por inmigrantes, superando ampliamente el porcentaje de 13%, obtenido en los Estados Unidos.
Los trabajadores eran contratados y despedidos por razones estrictamente económicas. Esto dio lugar a una forma curiosa de inmigrantes, los “golondrinas”, que aprovechando el bajo costo de los pasajes de tercera clase venían en temporada de cosechas para volver a su patria cuando el trabajo terminaba.
En el ámbito urbano surgieron trabajos en el transporte, las industrias (como los frigoríficos y los molinos) y los servicios (empleados del banco y del estado). El extraordinario crecimiento de la población impulsó también las industrias de la construcción y la alimentación. Esta ultima se adecuaba a las costumbres de los recién llegados (se producían fideos, cerveza y galletitas). Con el aporte de la inmigración los habitantes aumentaron de 1,7 millones en 1869 a 7,4 millones en 1914. De 1860 a 1914, el PBI (producto bruto interno) crecían a una tasa media del 5% anual, uno de los porcentajes mundialmente mas altos.
Por deducción, la inmigración foránea no fue una decepción, debido a que fue un proceso fundamental para el crecimiento económico de la Argentina

No hay comentarios: